¿Para qué tanto huir de la locura?

¿Que tiene la locura que genera tanto pavor? La diferencia que reluce entre tanto igual y se le señala para que lo devore la crítica. Hoy ya nadie quiere salirse de los parámetros de la normalidad, se asientan en sus principios vacuos y se construyen un sitio donde habitar, sin riesgos.

Pero la seguridad también entraña peligro, corre uno el riesgo de quedarse como esperando a que la vida transcurra con cierta calma, sin sobresaltos que nos obliguen a salir de ese confortable lugar. Y ahí se traga con menos resistencia la utopia de la felicidad. La estabilidad como síntoma inequívoco de una vida plena, la acaparadora rutina, el rendirse al materialismo, el futuro inminente del que solo se pretende atesorar más de lo que ya se tiene. Y así avanzamos, con sueños poco realizables a las espaldas y con la ansiedad de un tiempo que se nos escapa.

¿Para qué tanto huir de la locura?

Si en esos trazos de nuestro día a día carentes de guión encontramos más regocijo.

Si la felicidad es un estado intermitente, el vestigio de aquellos momentos deliciosos que no se repetirán jamás. Y el saberse entendedor de esta premisa, nos libera de la absurda presión de la búsqueda, del anhelo de otras vidas mejores a la nuestra. Ahí precisamente es donde podemos reírnos de los convencionalismos y sacudirnos las dudas.

Por favor, un poco de locura.

2 comentarios en “¿Para qué tanto huir de la locura?

  1. Un poco de locura nunca viene mal y en los más jóvenes casi es uan necesidad. Haciendo locuras es como uno se siente más vivo. Lástima que los años vuelvan a uno cada vez más acomodaticio y cuesta cada vez más salir de la zona de confort. El temor por ser señalado y calificado de loco hace que muchos se resistan a disfrutar de esos momentos fde insensatez voluntaria.
    Una muy buena reflexión, Aida.
    Un abrazo.

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    • Exacto, la edad también nos vuelve prudentes, el peso de las responsabilidades se vuelve una carga a veces difícil de compaginar, por eso está bien recordarse que sin locura la vida resulta demasiado insulsa. Gracias por tus comentarios! Un abrazo

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