Compartir ese momento en el que bostezas y aún eres parte de tus sueños. Y tu cara refleja las incoherencias de tus deseos.
Enredado entre las sábanas me sabes a felicidad instantánea, a la sinceridad duradera, a nuestras flaquezas, a ese algo que se nos sigue ensanchando en el pecho.
Comprendimos por fin, que el amor no es estático en el tiempo, son sentimientos que se amoldan al devenir de los años.
Que cada día me ayudas a batir las alas, aunque no entiendas que busco tan lejos y me repitas que bajo tu conformismo también te sientes completo.
Y los dos, ahora, tenemos la seguridad de que querernos bien y sentirnos libres siempre hemos sabido hacerlo.
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