Búscame, por si queda algún resquicio de lo que fui en el pasado. Lejos y en el olvido quedaron aquellos restos, que ahora se escurren en mi memoria para morir acompañados del tiempo. El tiempo se encargó de moldearme a su antojo. El tiempo rompió las manecillas de mi reloj y se detuvo después de que perdiera el tren que me llevaba de vuelta.
Búscame y veras que no existo. Que borré todo lo que me recordaba a ti, y contigo se fue una parte de mi misma. Que hasta los segundos que se detenían para dejar que nos besáramos se preguntan cómo pudo desaparecer nuestra historia. Y es que hay amores que calan, pero no lo suficiente para dejar una herida.
Y a pesar de ello, si me buscas, no podrás encontrarme. Tu presencia efímera me llevo por caminos recónditos. Me enseñaste a digerir con rapidez la amargura que dejan los finales tristes. Me enseñaste que los príncipes azules solo viven en los cuentos y que el amor de verdad no entiende de requerimientos. Ni de altos, rubios o morenos. Que a veces hasta te enamoras de la «rana» y lo darías todo por ella.
«Que no hay nada que se marche sin que nadie lo llore.»
Cómo me encanta que haya textos que todavía sigan tocándome y logren despertar ciertas emociones en mí que creía anestesiadas.
Mis más sinceras felicitaciones pero este estupendo escrito 🙂
http://viveynosobrevivas.blogspot.com.es/2016/09/preso-en-tu-reloj.html
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Te agradezco mucho tu comentario. Últimamente no me puedo dedicar tanto como me gustaría a escribir, por eso que se valore mi esfuerzo me alegra muchisimo! Un abrazo.
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