Está bien, me lanzaré al vacío de una vez por todas. Sin pensar como amortiguar la caída antes de procurar el salto. Sin pronunciar las miles de excusas que inventé para la ocasión. Pero que sepas, que una vez en el aire ya no habrá marcha atrás. Que quizá el viento me golpee hacia otro lado y luego no sepa volver.
Aunque los caminos de vuelta se hicieron para los arrepentidos. Para los que buscan perdonarse a sí mismos, o que otro lo haga por ellos. Para los que una vez en su vida fueron valientes y se equivocaron de objetivo. Sin embargo, les queda el consuelo de haberse enfrentado al miedo y haberle vencido.
Me aferraré a la idea de que cada uno tiene su destino. Que soy algo más que este mar revuelto que me habita. Que puedo ser sonrisa tras los obstáculos superados. Que puedo ser felicidad pasajera en busca de ilusiones más grandes. Que puedo ser instante imperfecto, sin importarme que ese detalle ensucie mi nombre.
Me debo a la espera inconcluyente. Al mañana teñido de promesas. Al NO que aspira a convertirse en PUEDE. A la mirada del que sabe que lo intentas pero no es suficiente.
Me debo a las señales que me manda “ese alguien” cuando le exiges respuestas. Eso que ocurre cuando la impaciencia te carcome y todo a tu alrededor te recuerda a tu deseo. Como cuando te cabreas con el amor y cualquier muestra de cariño te asquea. Como cuando hablas de alguien y te lo encuentras al doblar la esquina. A lo que unos llaman casualidad, yo le llamo premeditación.
Por eso, hoy miré al vacío y supe que debía saltar ya o se me pasarían las ganas de hacerlo. Porque cuando creces pierdes la juventud pero también aquella dulce locura. La que te permite estrellarte sin temer volver a empezar. La que te lleva de la mano mientras te lanzas y por fin das ese último paso.
Al fin y al cabo, siempre se me dio mejor empezar de nuevo que arreglar lo que ya está roto. Todo un consuelo, si en el proceso mis piezas insustituibles no resultan afectadas…No, hoy me lanzo. Aunque la chica que hay detrás del espejo me mire con gesto de incredulidad.
Me lanzo, y solo pronunciando esas dos palabras parece que ya saboreo mi victoria.
Escribes tan bonito que duele Aida. Me ha encantado, y como a ti, siempre se me dio mejor empezar de nuevo. Aunque olvidar no es tan fácil, yo también vivo en los ‘puede’, no sé hacerlo de otra forma.
Te sigo leyendo guapa,
Un abrazo (no dejes de escribir)
Me gustaMe gusta
Gracias Marta!! Que ilusión que me da tu comentario. Cuando escribes siempre te quedas con la duda de si tus palabras seran suficiente profundas para que lleguen así que me emociona que alguien de vez en cuando me lo confirme 🙂 Un besazo guapa!
Me gustaMe gusta
Me he encontrado en tu escrito. Hoy salto, porque mañana ya no lo sabré. Gracias me ha encantado hasta el corazoncito! ¡Besos!
Me gustaMe gusta
Exacto! Si lo piensas demasiado acabas por no hacedlo. Besos!
Me gustaMe gusta
Hay que ser muy valiente para saltar al vacío. Hay muchos que saltan pero con red, por si acaso.
Cada vez escribes mejor.
Un abrazo.
P.D.- Por cierto, en este nuevo diseño de página, ¿es imprescindible rellenar cada vez el formulario con email, nombre, etc. para que puedas ver nuestros comentarios?
Me gustaMe gusta
Hola Josep! Por defecto te pide rellenar los datos. Si fueras usuario de wordpress inicias sesión y listo. De todas formas, si no sueles borrar el historial ya salen tus datos por defecto con la función autocompletar. Gracias por pasarte un abrazo!!
Me gustaMe gusta
Muy guay tu web!!
Te invito a que te pases por la mia, acabo de publicar post!
Que te parece, si te gusta ya sabes, comparte y suscribete 🙂
http://www.rubenfernandezf.com
Me gustaMe gusta